Por: Fabiola Gutierrez Pino
¡El GALLO PERDIO SU VOZ!
Había una vez, todas las mañanas, apenas el sol iluminaba los campos, el gallo cantaba -¡Quiquiriquí! ¡Quiquiriquí!.
Había una rana que se acostumbró a esperar ese momento con impaciencia. La rana vivía en una charca, en la que encontraba lo que necesitaba para vivir en paz, pero el canto del gallo le producía una extraña sensación. ¡Le gustaba mucho, muchísimo! Sin embargo, en lugar de disfrutarlo, se decía a si misma: -No entiendo por que el gallo puede cantar así y yo no-.
Y amanecer tras amanecer, el gallo y la rana hacia planes. La rana hacia más técnicas para quedarse con el canto del gallo. Era un problema el de aquella rana: - ¡Ese canto será mío!- declaro, muy decidida.
Ella durante la noche, se mantenía despierta, croando y saltando por allí y por allá con su ágiles patas. El gallo, en cambio, dormía en el gallinero y se despertaba al amanecer con los primeros rayos de sol.
Mientras el gallo duerme, yo podría entrar al gallinero, abrirle el pico y hacer un cambio: Yo me llevo su ¡Quiquiriquí! Y le dejo mi croa- croa. ¡Ah! ¡Que gran idea tengo!
Convencía de sus propósitos, la rana dejo que la noche llegara y se fue saltando hasta el gallinero.
No le costo ubicar al gallo, que dormía un mullido colchón de paja, sin imaginar lo que estaba por suceder.
A la madrugada siguiente, el gallo se levanto y abrió su pico para anunciar al mundo que un nuevo día comenzaba. Pero la sorpresa casi lo desmaya cuando en vez de un alegre “Quiquiriquí “ de su garganta salía un extraño: ¡Croa – Croa!
¡Que cosa terrible! El gallo lo intento otra vez, y otra vez, y muchas veces más, pero sólo podía croar. ¿Y quienes croan? le pregunto al sol – y él respondió -Las ranas-
-Mira que eres distraído, gallito- Se quejo el sol.
¡Es que me cambiaron el canto! ¡Esta no es mi voz! Dijo: el gallo.
La luna, que estaba punto de irse, comento al pasar:
Anoche vi la rana entrando en el gallinero. En ese momento, los tres escucharon claramente: ! Quiquiriquí! ¡Ese es mi canto!
Cantas muy bien le dijo el sol. Entonces el sol le copio la mentira a la rana. El sol con sus rayos tibios le hizo unas cosquillas en la panza de la rana, y el gallo estaba muy atento y la rana apretaba muy, pero muy duro su boca, y no aguanto y se salió el ¡Quiquiriquí! Salió volando por el aire y el gallo atrapo y le dio otra vez su croa- croa- a la rana. Y el gallo tuvo su ¡Quiquiriquí! Y la rana su croa – croa.
¡Y COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO! ...
viernes, 29 de enero de 2010
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